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Rafa Valero
El pádel es un deporte que, como ya hemos dicho en otras ocasiones, no sigue el patrón habitual de otras disciplinas. Su peculiaridad posiblemente, como también hemos comentado, sea otra de las claves de su éxito.
A prácticamente todos los deportes, lo normal es que llegues desde niño. Resulta complicado imaginarse a personas de mediana edad iniciándose en el fútbol, el baloncesto, balonmano y un larguísimo etcétera.
Por el contrario, en el pádel hay muchísimos casos de personas que se acercan a su práctica habiendo cumplido los cuarenta años. Vamos, los cuarentones de toda la vida. Conozco de lo que hablo porque en esta franja de edad -estupenda, por cierto- me muevo y también muchas de mis amistades. Y observo como juegan también sus partidos todas las semanas, sin haber tenido en la vida una pala en sus manos.
Voy más lejos. No necesitas haber hecho deporte en tu vida. De hecho, estoy seguro que es una forma de disfrutarlo un poco más. Por lo distinto del escenario en el que pasas a moverte.
Comenzar a jugar al pádel a los cuarenta años no es tarde. Muchos lo han (hemos) hecho. La evolución la irás viendo en poco tiempo. Posiblemente no llegues para ganar el World Padel Tour, no tengas tanta intensidad o seas menos explosivo en el juego. Pero como posiblemente lo que busques sea divertirte, pasar un buen rato haciendo, a su vez, deporte, el objetivo final lo tienes garantizado.
El running o el golf, este último mucho menos agradecido a la hora de observar una progresión, tendrían su similitud a la hora de encontrar disciplinas a las que engancharse sin haber practicado deporte hasta edades más avanzadas. Pero el pádel tiene el añadido de su sociabilidad, como ya hemos comentado en otras ocasiones. Y eso, a determinadas edades, es un plus.
Rafa Valero
El pádel es un deporte que, como ya hemos dicho en otras ocasiones, no sigue el patrón habitual de otras disciplinas. Su peculiaridad posiblemente, como también hemos comentado, sea otra de las claves de su éxito.
A prácticamente todos los deportes, lo normal es que llegues desde niño. Resulta complicado imaginarse a personas de mediana edad iniciándose en el fútbol, el baloncesto, balonmano y un larguísimo etcétera.
Por el contrario, en el pádel hay muchísimos casos de personas que se acercan a su práctica habiendo cumplido los cuarenta años. Vamos, los cuarentones de toda la vida. Conozco de lo que hablo porque en esta franja de edad -estupenda, por cierto- me muevo y también muchas de mis amistades. Y observo como juegan también sus partidos todas las semanas, sin haber tenido en la vida una pala en sus manos.
Voy más lejos. No necesitas haber hecho deporte en tu vida. De hecho, estoy seguro que es una forma de disfrutarlo un poco más. Por lo distinto del escenario en el que pasas a moverte.
Comenzar a jugar al pádel a los cuarenta años no es tarde. Muchos lo han (hemos) hecho. La evolución la irás viendo en poco tiempo. Posiblemente no llegues para ganar el World Padel Tour, no tengas tanta intensidad o seas menos explosivo en el juego. Pero como posiblemente lo que busques sea divertirte, pasar un buen rato haciendo, a su vez, deporte, el objetivo final lo tienes garantizado.
El running o el golf, este último mucho menos agradecido a la hora de observar una progresión, tendrían su similitud a la hora de encontrar disciplinas a las que engancharse sin haber practicado deporte hasta edades más avanzadas. Pero el pádel tiene el añadido de su sociabilidad, como ya hemos comentado en otras ocasiones. Y eso, a determinadas edades, es un plus.
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